Pregunta a un niño de 7 años qué quiere ser de mayor…
Seguramente ninguno te responda que quiere ser pescadero. Es normal, a priori no parece una de las profesiones más motivadoras del mundo.
Ahora, imagínate que entras en una pescadería donde un pescadero frente a un mostrador nos recibe con una sonrisa, y nos saluda. Y si le pidiésemos un pescado, lo coge y lo lanza a un compañero que está a cierta distancia en otro mostrador. ¡El pescado vuela haciendo acrobacias por los aires! Esa pescadería parece un circo y los pescadores están buena parte del día haciendo malabarismos. Pues esta pescadería existe y está en Seattle. La pescadería se ha hecho tan famosa que incluso los trabajadores de los alrededores la visitan en sus descansos solo para verles trabajar.
Los pescaderos de Seattle comentan que no han elegido trabajar en una pescadería, si no que la vida les ha llevado hasta acabar trabajando de pescaderos, no fue su elección. Sin embargo, lo que si hacen es elegir conscientemente como quieren vivir su día a día. Cada mañana, cada día, ellos deciden adoptar una actitud positiva para pasar el día de la mejor manera posible.
¿Qué es la actitud y cómo podemos modificarla?
La actitud es la forma en la que un individuo se adapta de forma activa a su entorno y es la consecuencia de un proceso cognitivo, afectivo y conductual. Si nos centramos en la actitud positiva, ésta podría definirse por tanto como una predisposición anímica que hace que la persona se comporte con optimismo, buen humor, amabilidad y positivismo. Es propia de aquellas personas que deciden reaccionar ante la vida con alegría.
Las personas con actitud positiva tienden a ser más felices, mantienen una mejor relación mejor con ellos mismos y con los demás, adquieren mayor capacidad de disfrute, contagian e irradian energía positiva, son más queridos, conservan el optimismo, se enfocan en la solución y no en el problema, consiguen sus objetivos, detectan oportunidades y son más exitosos.
Lo interesante es que la actitud es producto de nuestros pensamientos y de cómo interpretamos la vida para afrontarla. Y, por tanto, la buena noticia es que es posible cambiar una actitud negativa por una actitud positiva si así lo decidimos.