Como comentábamos en la entrada anterior, la mayor o menor probabilidad de alcanzar un buen rendimiento en el trabajo a distancia o teletrabajo, y de explotar al máximo sus ventajas y aprendizajes dependerá en mayor medida de las destrezas y recursos de afrontamiento de la persona.
Desde esta perspectiva, hay algunas habilidades y estrategias que el profesional puede poner en marcha con el fin de adaptarse de la mejor manera posible al teletrabajo, en las circunstancias complicadas de la actualidad:
- Planificación de la jornada laboral: Al igual que sucede en la oficina, es muy recomendable crear rutinas de trabajo, y programar las actividades de acuerdo al horario establecido, y en función de la importancia y la urgencia de las tareas. Además, es muy útil hacer una buena estimación del tiempo que ocupará cada actividad, teniendo en cuenta posibles distracciones o interrupciones (sobre todo si los hijos están en casa) y programar los trabajos en la franja horaria más adecuada según las fluctuaciones de nuestra capacidad de concentración y variables externas.
- A la hora de priorizar y planificar la agenda, las principales variables a considerar son la importancia y la urgencia. Sin embargo, puede resultar efectivo comenzar la jornada con las tareas que puedan resultar más tediosas o menos agradables. De esta forma, el resto de la jornada puede hacerse más llevadero y motivador.
- Es fundamental separar las tareas y actividades del hogar de las que son puramente profesionales. Una vez más, una correcta planificación de ambas realidades, incrementará el rendimiento y la efectividad. El procesamiento de la información en el cerebro es secuencial, y los trabajadores de mayor éxito procuran acometer las tareas de manera ordenada, agrupando los temas relacionados, y sin abrir demasiados frentes. La multitarea resulta contraproducente, y si además son aspectos tan separados como la realidad personal y profesional, el resultado es todavía más negativo.
- Potenciar la disciplina y responsabilidad individual. Para teletrabajar, es casi necesario tener disciplina, y si no se tiene, desarrollarla. Establecer metas a corto plazo, potenciar la autoestima, eliminar tentaciones y crear hábitos puede ayudar al profesional a conseguirlo.
- Explotar y aprovechar al máximo los canales de comunicación. La comunicación interpersonal face to face resulta ser la más efectiva para la interacción humana, la comprensión del mensaje, la puesta en común de ideas, la toma de decisiones en común, o el trabajo en equipo, entre otras. En estos casos, se puede apostar por la videoconferencia. De todas formas, cuando no es posible apostar por ella, o cuando el objetivo planteado se puede alcanzar a través de otro canal de comunicación, se puede recurrir al teléfono, o al correo electrónico.
- Para evitar la posible sensación de aislamiento, y sobre todo para aquellos profesionales acostumbrados al contacto y a la interacción constante, se pueden aprovechar los descansos para comentar algo con las personas que estén en casa (con autodisciplina), hacer alguna llamada personal (breve), ver o escuchar algún programa de entrevistas en la tele o radio durante unos minutos, etc.
- Utilizar estrategias de relajación, distracción o mindfulness con el fin de hacer frente a posibles respuestas de distrés derivadas de la situación de cambio.
Por último, con el fin de evitar posibles reacciones emocionales o cognitivas poco adaptativas (derivadas de la situación social actual) es recomendable seguir las recomendaciones indicadas por el colegio oficial de psicólogos.